La ciudad como política pública
Alfredo Rodríguez
Director Nacional Colegio de Arquitectos de Chile
La gran innovación que ha realizado el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en este gobierno ha sido colocar la ciudad como un tema público. Hasta hace poco, el acceso a la vivienda y las formas de financiamiento —temas permanentemente importantes, sin duda— agotaban el ámbito de discusión y de acción del gobierno en materias urbanas. Ello fue, quizá, una respuesta necesaria a las urgencias del momento. Y hay que reconocer, al respecto, que en más de treinta años de operación de los subsidios habitacionales el déficit cuantitativo disminuyó notablemente.
Eso está muy bien. Lo importante hoy, en los tiempos que corren, es que el Ministerio, haciéndose cargo de las políticas de vivienda social de los últimos decenios, las asumió como una tarea de Estado, para ir más allá de las limitaciones que ellas presentan frente a los desafíos actuales, dando también prioridad al tema de la calidad: la calidad de la vivienda, la calidad del barrio, la calidad de la vida en la ciudad.
En esa línea, el Ministerio, a través del Programa Quiero Mi Barrio (PQMB), le ha dado curso a su preocupación respecto de cómo mejorar la calidad de vida en la ciudad —y ello con la participación de los vecinos—, particularmente en aquellos conjuntos de viviendas con grandes carencias materiales, sociales y urbanísticas.
Con todos los déficit y problemas propios de un programa que se instala por primera vez, ésta es una experiencia inédita en Chile y es necesario valorarla en relación con esfuerzos similares realizados en otros países.
Las iniciativas foráneas nos muestran que ellas implican esfuerzos concertados entre distintos niveles de gobierno y con las poblaciones locales, en una tarea que es larga, difícil e incierta, pero que termina dando frutos y consolidándose como política estatal. Su lección es que el PQMB será una empresa prolongada, en que los distintos actores irán aprendiendo sus roles y llegarán a constituir una política pública estable, tal como llegó a ser el subsidio habitacional.
Iniciativas como el PQMB no son hoy en día, en Chile, propuestas voluntaristas, utópicas, aisladas en una burocracia tecnocrática. Preocuparse por mejorar la ciudad en que se vive, en particular los barrios y su articulación en el tejido urbano, forma parte de una búsqueda colectiva de la calidad y de la participación, y es la gente la que está realizando esa búsqueda: los vecinos se organizan en los Comités Vecinales de Desarrollo, en grupos ambientalistas, en comités que discuten los planos reguladores con los municipios, como en los procesos que culminaron en el plebiscito en Vitacura.
Todo esto nos lleva a sostener que, quizá después de décadas, irrumpe con fuerza el tema de la ciudad en la agenda política. Y al igual como en la última campaña presidencial se colocó por primera vez el tema del mejoramiento de los barrios de viviendas sociales y, con cierta timidez, de la ciudad (“construyamos ciudades más amables”), ahora podría ser la oportunidad de instalar la discusión sobre lo que la ministra de Vivienda señaló en la última bienal del Colegio de Arquitectos: la posibilidad de un Ministerio de la Ciudad, en vez del Ministerio de la Vivienda.
Fuente: http://www.mer.cl/modulos/catalogo/Paginas/2009/03/19/MERSTEE011CC1903.htm